Cartagena

5 de Octubre

Nos reencontramos con Cata en Santa Marta, y de allí partimos para Cartagena en colectivo. Teníamos que llegar a Medellín el catorce, y si hubieramos ido en bici no nos habría quedado tiempo para conocer la ciudad.

Vía Couch Surfing conseguimos alojamiento para una persona. Yo tenía unos amigos en un Hostel por lo que Cata quedó en lo de Christian y yo me fuí. El Couch Surfer excelente... nos solo la alojó a Cata, sinó que nos acompañó todos los días que pasamos allá, mostrándonos todo y recomendando los mejores y más baratos lugares... Es músico, y lo fuimos a ver tocar la música del caribe en algún restaurant del centro, desde donde salimos después, a bailar un poco de Salsa.




Más allá de la ciudad antigua, que es alucinante, nos encantó Playa Blanca, a unas 2 horas en barco. Fuimos con unos amigos de España y Argentina que conocimos en el Hotel, y con Ana y Josefine, las suecas que cruzamos en Tayrona y Ciudad Perdida. Llevamos carpa y algunas provisiones para quedarnos una noche.

Conseguimos que unos lugareños nos llevaran por un precio razonable. Porque el transporte oficial es carísimo. Catalina, muy inspirada, nos dió una lección de negociación a los ocho, bajando el precio hasta lo inpensado...

Playa Blanca resuló hasta ahora de las mejores playas caribeñas que conocimos. La arena blanca, agua transparente, las palmeras... Durante un par de horas se llenó de gente que venía de un tour por las Islas del Rosario, pero a las tres y media la playa quedó para nosotros. Hasta los vendedores, insoportables por momentos, desaparecieron. Quedamos solos en ese paraíso hasta las 11 de la mañada del otro día.



            


Hicimos Snorkel toda la mañana, mucho mejor que el buceo en Taganga, un poco de lectura, comimos unos ricos pescados y tomamos unos cuantos Cocos Locos...


De Cartagena nos quedó gusto a poco, pero teníamos que irnos...
 

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