Finalmente dejamos Bogotá. Lo hicimos montando nuestras nuevas bicicletas, sin demasiada idea de lo que podíamos esperar. Yo no me subía a una bici desde que dejé el colegio... Eso si. Determinación de sobra.
La primera parada fue en Zipaquirá, a 45 km de Bogotá. De un tirón, llegamos a eso de las nueve y media, y nos pusimos a buscar un hotelito para dejar las cosas y dar una vuelta. Paramos en un quiosco para preguntar por una cafetería, y la señora, amabilísima como resultarían todos los colombianos y sobre todo los de Santander, nos dijo que por ser visitas ella nos iba a preparar un desayuno. Así que entró para su casa y salió al rato con dos enormes tazas de café con leche y unos "ponqués", que son como budines, y se han vuelto nuestro desayuno típico.
Aparte de ser un lindo pueblo para recorrer, en Zipaquirá hay unas minas de sal en las cuales se cavó una catedral y un vía crucis, que fuimos a visitar ni bien conseguimos alojamiento. No esperábamos que fueran tan espectaculares!! Realmente nos encantaron. Eso si... a la media hora de recorrer los túneles de las minas, subir y bajar escaleras nos empezó a bajar la palma, y tuvimos que dormir una siestita en la plaza.
A la tarde, Alejandro Clavijo, un couch surfer, nos acompañó a recorrer su ciudad.
La segunda parada era en Villa de Leiva, un pueblito colonial increíble, sumamente prolijo y con la arquitectura muy cuidada. Las calles de piedra, las casas blancas con techos de teja, los balcones llenos de flores y un marco de montañas... es un lugar perfecto.
Sin embargo el viaje hasta allá no fue tan perfecto... La distancia resultó ser mucho mayor a la que creíamos, y tampoco teníamos experiencia en cómo debíamos alimentarnos.
Salimos temprano, desayunando bien, pero prácticamente no comimos nada más hasta el mediodía, cuando llegamos a Chiquinquirá, y ya habíamos andado noventa km. A esa altura yo veía todo borroso, y me tuve que bajar de la bici y caminar mientras Cata encontraba un bolichito. Con el almuerzo me recuperé bien, pero Cata murió; y los últimos cuarenta y cinco kilómetros fueron una tortura.
Al menos ahora sabemos que comer!! y lo hacemos hasta 7 veces por día!
Nos sorprendió enterarnos de que al igual que en Venezuela, los colombianos no nos bancan. Nos creen unos soberbios insoportables, e igual que nosotros hacemos chistes de gallegos por lo brutos, ellos hacen chistes de argentinos por lo creídos.
Joachim Herzberg, un alemán que viva hace rato en V d L nos invitó a ver su viña y nos convidó un par de vinos de producción propia. Y cuando entramos en confianza nos contó la historia: "Recién vuelto de Italia un Argentino le cuenta a su amigo -Roma es impresionante, el Coliseo, la Fontana di Trevi, la piazza Navona... eso si. Todos los tanos tiene apellidos argentinos!"
Tunja
Después de 2 noches en Villa de Leiva partimos para Tunja. Si bien eran solo cuarenta y cinco km de distancia, más de la mitad fueron cuesta arriba, ya que Tunja está unos quinientos metros más alto, y por eso es una de las ciudades más frías de la zona.
Recorrimos el casco antiguo, muy lindo, y a la noche fuimos en colectivo a las famosas termas de Paipa. Supuestamente las mejores del mundo... evidentemente no era lo que buscábamos.
Oiva
El cuarto día debíamos llegar a Socorro, pero el camino resultó demasiado largo y paramos en Oiva, después de ciento cuarenta y cinco km, veinte menos de lo previsto. Solo necesitábamos un lugar para hacer una escala antes de llegar a San Gil. El camino... espectacular
San Gil
Al mediodía llegamos a San Gil, a cuarenta km de Oiva. Recorrimos el Gallineral, el parque de la ciudad, que es realmente muy lindo. A la noche nos alojamos en lo de Andrés, otro Couch Surfer que vive en las afueras del pueblo, en una zona campera, vecina a un río. Muy lindo. Nos quedamos 3 noches ahí.
Con otros de los alojados, Anushka y Eugene, de Bélgica, recorrimos Barichara y Guane, dos pueblitos muy lindos.
Bucaramanga
Solo nos quedaban cien km para terminar la primera etapa, pero no fueron cien km cualquiera...Nos levantamos Cuatro y cuarto de la mañana para salir a las cinco y media, ni bien amanecía...
Cruzamos el Cañón el Chicamocha!! con un paisaje increíble pero una cuesta muy importante también. Fue el broche de oro para esta etapa tan espectacular!
Hola!
ResponderEliminarQue tal el tráfico para andar en bicicleta? Es muy complicado?
osea casi una semana de viaje....y cuanto dinero
ResponderEliminarcuando vuelven a salir
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