12 de Septiembre
Finalmente dejamos Bogotá. Lo hicimos montando nuestras nuevas bicicletas, sin demasiada idea de lo que podíamos esperar. Yo no me subía a una bici desde que dejé el colegio... Eso si. Determinación de sobra.
Zipaquirá
La primera parada fue en Zipaquirá, a 45 km de Bogotá. De un tirón, llegamos a eso de las nueve y media, y nos pusimos a buscar un hotelito para dejar las cosas y dar una vuelta. Paramos en un quiosco para preguntar por una cafetería, y la señora, amabilísima como resultarían todos los colombianos y sobre todo los de Santander, nos dijo que por ser visitas ella nos iba a preparar un desayuno. Así que entró para su casa y salió al rato con dos enormes tazas de café con leche y unos "ponqués", que son como budines, y se han vuelto nuestro desayuno típico.
Aparte de ser un lindo pueblo para recorrer, en Zipaquirá hay unas minas de sal en las cuales se cavó una catedral y un vía crucis, que fuimos a visitar ni bien conseguimos alojamiento. No esperábamos que fueran tan espectaculares!! Realmente nos encantaron. Eso si... a la media hora de recorrer los túneles de las minas, subir y bajar escaleras nos empezó a bajar la palma, y tuvimos que dormir una siestita en la plaza.
A la tarde, Alejandro Clavijo, un couch surfer, nos acompañó a recorrer su ciudad.
Villa de Leiva
La segunda parada era en Villa de Leiva, un pueblito colonial increíble, sumamente prolijo y con la arquitectura muy cuidada. Las calles de piedra, las casas blancas con techos de teja, los balcones llenos de flores y un marco de montañas... es un lugar perfecto.
Sin embargo el viaje hasta allá no fue tan perfecto... La distancia resultó ser mucho mayor a la que creíamos, y tampoco teníamos experiencia en cómo debíamos alimentarnos.
Salimos temprano, desayunando bien, pero prácticamente no comimos nada más hasta el mediodía, cuando llegamos a Chiquinquirá, y ya habíamos andado noventa km. A esa altura yo veía todo borroso, y me tuve que bajar de la bici y caminar mientras Cata encontraba un bolichito. Con el almuerzo me recuperé bien, pero Cata murió; y los últimos cuarenta y cinco kilómetros fueron una tortura.
Al menos ahora sabemos que comer!! y lo hacemos hasta 7 veces por día!
Nos sorprendió enterarnos de que al igual que en Venezuela, los colombianos no nos bancan. Nos creen unos soberbios insoportables, e igual que nosotros hacemos chistes de gallegos por lo brutos, ellos hacen chistes de argentinos por lo creídos.
Joachim Herzberg, un alemán que viva hace rato en V d L nos invitó a ver su viña y nos convidó un par de vinos de producción propia. Y cuando entramos en confianza nos contó la historia: "Recién vuelto de Italia un Argentino le cuenta a su amigo -Roma es impresionante, el Coliseo, la Fontana di Trevi, la piazza Navona... eso si. Todos los tanos tiene apellidos argentinos!"
Tunja
Después de 2 noches en Villa de Leiva partimos para Tunja. Si bien eran solo cuarenta y cinco km de distancia, más de la mitad fueron cuesta arriba, ya que Tunja está unos quinientos metros más alto, y por eso es una de las ciudades más frías de la zona.
Recorrimos el casco antiguo, muy lindo, y a la noche fuimos en colectivo a las famosas termas de Paipa. Supuestamente las mejores del mundo... evidentemente no era lo que buscábamos.
Oiva
El cuarto día debíamos llegar a Socorro, pero el camino resultó demasiado largo y paramos en Oiva, después de ciento cuarenta y cinco km, veinte menos de lo previsto. Solo necesitábamos un lugar para hacer una escala antes de llegar a San Gil. El camino... espectacular
San Gil
Al mediodía llegamos a San Gil, a cuarenta km de Oiva. Recorrimos el Gallineral, el parque de la ciudad, que es realmente muy lindo. A la noche nos alojamos en lo de Andrés, otro Couch Surfer que vive en las afueras del pueblo, en una zona campera, vecina a un río. Muy lindo. Nos quedamos 3 noches ahí.
Con otros de los alojados, Anushka y Eugene, de Bélgica, recorrimos Barichara y Guane, dos pueblitos muy lindos.
Bucaramanga
Solo nos quedaban cien km para terminar la primera etapa, pero no fueron cien km cualquiera...Nos levantamos Cuatro y cuarto de la mañana para salir a las cinco y media, ni bien amanecía...
Cruzamos el Cañón el Chicamocha!! con un paisaje increíble pero una cuesta muy importante también. Fue el broche de oro para esta etapa tan espectacular!